jueves, 25 de diciembre de 2008

Ahora vuelvo, voy a comer una manzana prohibida

I.
Odio que hablen. ¡Se me hace tan hipócrita de su parte! No dejan de decir mentiras, o se tiran mierdas, o se acarician como si se quisiesen o se llevasen bien, total como nadie les puede decir nada por todo eso de la cortesía y de que no vas a arruinar las Navidades con una pelea familiar. Caretas. Caretas caretas. Panqueques. Yo prefiero las miradas, las miradas dicen todo, pero nadie las escucha ni entiende, ni yo, por eso a veces parece que tienen sabor a nada, ¿qué me dice? ¿me ama o me va a ofrecer un seguro inmobiliario? Jaja amo las anécdotas, todos las amamos, y los recuerdos, por eso los viejos cuentan mil veces las mismas cosas. Por qué no se callan, digo yo, digo con la mirada, obvio, no me cabe eso de hablar

II.
¿De dónde viene la tradición esa de brindar? ¿Por qué la sangre de Jesús es vino y no agua? ¿Dónde queda Río Mon, en Uruguay?

III.
Debe ser impresionante estar en uno de esos lugares que son IGUALES a las películas yakees. Ellos no lo entienden, o los europeos, pero nos nos criamos con Mi pequeño angelito y Riqui Ricón, y desayunar bacon sería la gloria.

IV.
Ayer encontré Circo Beat y Rey Sol, de Fito Paéz. Discazos, me traen tantos recuerdos. Yo gritaba sonrojado laputamadrequelosremilparió en El diablo de tu corazón porque nunca había oido puteadas en una canción, jaja. Qué tiempos, era apenas chiquito, comia y jugaba con Legos y tenia un amigazo. Y andaba en bici y pensaba que mis zapatillas me hacían correr más rápido. Qué año duro este, un año de aprendizaje, cómo dolió todo, las cosas que hice. Me siento renovado y más ligero. Incredibol

V.
¡Feliz Navidad!

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