Hubo una explosión de color que acabó con el silencio. Comenzó a oírse –lejana pero clara- una melodía estridente, avanzando por el cosmos, ensordeciendo a los dioses. Luego sobrevino el primer atardecer. Nació un ruiseñor, una hoja se desprendió de un árbol y el mar se sacudió el polvo de encima. Finalmente, una caricia
Había nacido el mundo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario